Chihuahua— Tras el asesinato de los agentes Luis Alfonso Rivera Villa, y Jesús García, el Cuerpo de Inteligencia Policial (CIPOL) elevó su rango de alerta a “Nivel rojo” y ordenó operativos especiales para protección de los efectivos de esa corporación.
Saúl Hernández Ruiz, director del Cipol, informó lo anterior y anunció que todos los agentes bajo su mando están en máxima alerta y en constante comunicación con su central, para evitar que vuelvan a ocurrir emboscadas como la ocurrida a los dos agentes asesinatos.
Aborado en la funeraria donde velaban los cuerpos de los dos policías ejecutados la mañana del cinco de febrero en Juárez, Hernández Ruiz admitió que la moral de sus agentes “está baja” y priva un sentimiento de impotencia entre ellos, aunque rechazó sentirse derrotado ante el crimen organizado.
Notoriamente consternado por la muerte de los dos oficiales, a uno de los cuales—Rivera Villa—él mismo invitó a formar parte de la Policía Municipal de Chihuahua, Hernández Ruiz informó además que se hará una solicitud al Congreso del Estado para que autorice destinar recursos para asegurar la atención médica y la educación de los hijos de los dos policías caídos.
El apoyo, añadió, se pedirá en virtud de que el seguro de vida con el que cuentan les pagará a sus respectivas familias apenas 30 mil pesos a cada una.
Dentro de la funeraria, familiares y amigos de los dos agentes abatidos desfilaban consternados frente a los dos féretros, dándoles el último adios.
Rivera Villa tenía 35 años de edad y tenía dos hijos, uno de 14 y otro de ocho años de edad, mientras que Jesús García, de sólo 25 años, dejó a un niño de cinco años.
Ambos agentes mantenían una amistad desde hacía muchos años, a grado tal que fue Rivera Villa quien invitó a Jesús García a incorporarse a la Policía Municipal, comentó su antiguo jefe.
Rivera Villa había sido un policía egresado de la academia de la Policía Municipal de Chihuahua cuando el actual gobernador, José Reyes Baeza era Presidente Municipal.
“Nada se compara, ningún apoyo que podamos conseguir se compara con el servicio que ellos prestaron a la sociedad, arriesgando y ofrendando sus vidas”, comentó el consternado jefe policíaco.
El ambiente en la funeraria de la calle Degollado y Pacheco, en la capital del estado, no sólo era de abatimiento, sino de tensa calma, con un basto operativo policíaco que incluía agentes ataviados con trajes camuflados y armas largas. La vigilancia sobre la funeraria es parte del operativo de cobertura sobre los cuerpos policíacos y sus agentes, añadió el jefe de la CIPOL.
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